Los pájaros de pronto dejan de cantar, los insectos vuelven a sus nidos y las criaturas de la noche se hacen escuchar a mitad del día. Es fácil ver por qué los eclipses solares alguna vez suscitaron premoniciones de fatalidad. Pero los científicos consideran que estos cambios en la conducta animal van más allá de la superstición y, con el eclipse del 21 de agosto de 2017, los investigadores esperan poder estudiar exactamente cómo y por qué ocurren. Por eso, Eclipse Soundscapes se ha asociado con National Park Service, Brigham Young University de Idaho y científicos particulares de todo el país para grabar datos de audio a medida que se produce el eclipse.
Utilizando equipos de grabación de alta calidad, incluidos juegos de micrófonos biaurales que simulan la audición humana, Eclipse Soundscapes capturará audio en distintos entornos con diversidad biológica, incluidos 15 parques nacionales en la trayectoria del eclipse total y dos más donde se verá el eclipse de forma parcial. Se tomarán muestras de audio el día anterior al eclipse, el día posterior al eclipse y el día del eclipse para poder entender cómo fluctúan los entornos sonoros cuando la luna tapa la luz y el calor del sol.
“Es evidente que los animales reaccionan al eclipse”, aseguró el Dr. Kurt Fristrup de National Park Service en un comunicado de prensa. “La pregunta será: ¿cuánto de esa reacción se puede detectar acústicamente? Hemos podido ver cambios drásticos. En investigaciones anteriores se estudiaron sitios individuales durante un eclipse, y se publicaron documentos menores, pero nadie ha observado este fenómeno a nivel continental”.
Es difícil saber qué esperar exactamente, ya que la mayoría de los informes de sonido animal durante un eclipse son puramente anecdóticos. El último estudio científico del tema fue realizado por el Eclipse Behavior Committee de la Sociedad de Historia Natural de Boston hace 85 años, en torno al eclipse de agosto de 1932 en Maine, New Hampshire y la región noreste de Massachusetts. En el estudio, el comité le pidió a científicos particulares que informaran observaciones de conducta animal en su lugar.
La respuesta fue abrumadora. Los observadores informaron que los pájaros dejaron de cantar, las hormigas que transportaban cargas atareadamente se detuvieron y se quedaron inmóviles, las abejas regresaron a sus colmenas y los peces emergieron a la superficie, mientras que los grillos y las ranas comenzaron a cantar en coro. Cuando el sol volvió a brillar, los pájaros comenzaron un coro de alba.
En general, parecía que al oscurecerse el sol, los animales diurnos hacían sus rutinas del atardecer, mientras que los nocturnos aparecieron en escena.
Desde ya, es imposible generalizar sobre toda una especie basándose en las acciones de individuos de un área aislada, pero algunas de las especies, como los grillos y las ranas, reaccionaron al eclipse al unísono y tuvieron una reacción mucho más fácil de medir. Es posible que estas criaturas reaccionen más a un eclipse porque sus conductas se rigen por la luz, a diferencia de los ritmos circadianos que producen los ciclos de sueño y vigilia en criaturas como los seres humanos.
Eso no quiere decir que los mamíferos “superiores” no se vean afectados por un eclipse. Un informe de un eclipse solar de 1984 elaborado por el American Journal of Primatology decía que los chimpancés del Centro Regional de Investigación de Primates de Yerkes se congregaron en su estructura para treparse y se orientaron en dirección al eclipse. Se dice que un chimpancé joven se puso de pie y hacía gestos en dirección al eclipse.
Los seres humanos reaccionan a los eclipses con una emoción comparable (se puede hacer una búsqueda rápida en las redes sociales de #Eclipse2017 para ver cuánto entusiasmo generó el eclipse del 21 de agosto). Por eso, Eclipse Soundscapes no limita las grabaciones de audio a las áreas naturales. Las áreas urbanas, donde se puede estudiar la reacción de los seres humanos al eclipse, son de un interés particular para sociólogos y antropólogos. En tal sentido, el eclipse es una oportunidad ideal para que los seres humanos nos estudiemos y estudiemos en qué parte del ecosistema y del universo general nos encontramos.